miércoles, 14 de enero de 2015

MELILLA ES MUCHO MÁS QUE UNAS VALLAS

¿A qué me recuerda mi Tierra?.
A manteca colorá,
 a candelas de San Juan
a la señora María, a doña Josefa
a paseos por la Avenida
a colegios de peseta
a casabubu, a gamba fresca,
a sardinas “aliñás “ de la Bodega Madrid
a la procesión de La Soledad;
a carrillos, a leche de Las Cuatro Vacas
a mortadela del Pato ,a siriguiso
a tiras de cachondeo
al juego de la lata ,a feria, a playa,
a pasear por el morro
a pinos de Rostrogordo
a venta ambulante
a huevos del campo
a melones, a tomates
a puestos callejeros de sandías
a jugar en la calle
a las figuritas, a las cinco chinas,
a secar los huesos de albaricoque
a las chapas, a las canicas
a las cuatro esquinas
al escondite, al pilla- pilla
a pico, zorro, tiene
a la cuerda ,a la pelota.

Mi Melilla me recuerda:
,aquella muñeca de carne
que me trajeron los Reyes,
al del burro vendiendo patatas
a los ensayos de la banda de Regulares
a la guitarra de mi padre
a los cantos de mi madre
me recuerda…
al que pregonaba ropa vieja
a la fiesta del borrego,
a las galletas hebreas,
a los bocadillos de queso manchego
en La Vela.
A recorrer estaciones en Semana Santa
y estrenar vestido nuevo
a huesos de santo, a borrachuelos;
al que vendía “morcillones”,
a soldados paseando por las calles
cuadrándose al toque de trompeta
a eso me recuerda mi Tierra.

Al olor de los potajes de la señora Isabel,
a los cortes de agua en verano
a mis vecinos, a mis hermanos;
cómo no, al chocolate Maruja
al queso de bola
a los Andújar, a los Benaventes,
a Joaquina la gorda,
a té con hierbabuena
a bolillas pestosas
a los polos de dos reales
que hacía la señora Antonia,
y también, al Malasangre
al Andresito, a Pepe Palillo
a recibimientos y despedidas en el Puerto
a los vivos y a los  muertos
a desfiles militares
al carro del “aguaor”
al que cambiaba ropa vieja por cacharros
al olor del zapatero remendón.

A guardias de asalto en el Cuartelillo
a serenos, a risas, a juegos
a instituto, a colegios.
A gigantes y cabezudos
aquellos chiquillos que venían del campo
pidiendo pan duro
y te daban hierbabuena,
a los que vendían recién cogidos,
higos y chumbos
y los traían hasta la  puerta

Me recuerda, a mi vecina Esterina
que me llamaba los viernes al ponerse el Sol
para que apagara el fuego.
Me recuerda
a la buena convivencia que había
con los hindúes, magrebíes
gitanos y hebreos.

Al comercio de los Indios
Pagoda y Palacio Oriental.
A la leche en polvo
que nos obligaban a tomar
y que sabía tan mal.

Me recuerda
A La flor de la India
a Tagores, a Méndez, a Cabanillas
a mi maestra Doña Anita
a milhojas de crema
a bares, a confiterías.
A misas del Gallo
a música en el Templete
a guateques, a Mantelete.

A eso y mucho más
 me recuerda mi Tierra
¿Cómo la voy a olvidar?
Esa es la Melilla
que llevo en mis entrañas , no la de las vallas
que no son más que circunstancias
de un mundo
que clasifica a los seres humanos
como si fueran manzanas;
los ricos a un lado
al otro, los que no tienen nada.
Pero, esta antigua Rusadir
no tiene culpa de nada
en ella está, la historia de nuestras vidas
buena o mala, pero nuestra
y por eso, ha de ser respetada

Esta es la Melilla  que viví,
la que amo, la que siento,
la que llevo dentro,
la que me inspira
la que llevaré  en mi alma  mientras viva
la que forma parte de España
porque Melilla es,
mucho más que unas vallas.

María A. Catalá

15-12-2014