Encerrada en esta
prisión oscura
sin respuesta para
salir.
Herida,
en esta celda cautiva
donde no puedo decir
ideas, que avasallan mi
cerebro
y aumentan mi frenesí.
Me refugio,
en mis ardientes deseos
y me quejo,
de tener tantos
lamentos
que no puedo describir.
Un laberinto de ideas
fluyen, de mis
pensamientos
que yo quisiera
expresar con arte,
en esta cuartilla
blanca;
pero el deseo no se
cumple
y tengo que conformarme
con estas pobres
palabras
que llenas de
sentimientos,
de lágrimas o de rabia
dicen, lo que estoy
sintiendo
en el fondo de mi alma.
Supongo,
que también es poesía
lo que escribo en el
papel.
No parecen cervantinas,
ni en el modo ni en la
forma
más no siempre en esta vida
seguimos, las mismas
normas.
María A. Catalá
29-10-2005
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