¡Cuántos
consejos me diste
que
yo siempre discutía!
¡Cuántos
refranes certeros
comparados
con la vida!
¡Y
cuántas supersticiones
con
sueños premonitorios
que
te hacían sospechar
algo
malo de tu entorno!
Ahora
comprendo mamá
tantas
cosas que me decías
que
entonces yo no aceptaba
porque,
ignoraba.
Cuando
ponías la comida
y
te expresaba mi queja
diciéndote:
¡qué
pesada, otra vez lentejas!
y
tú siempre me decías:
El
día que tengas hijos
oirás
las mismas quejas y,…
te
acordarás de tu madre
cuando
te ponía lentejas.
Ahora
me pasa a mí
lo
mismito que a mi madre
pues
mis hijos me protestan
cuando
no les apetece
la
comida que está hecha.
Esa
y tantas cosas
que discrepaba con ella.
por
mi falta de experiencia.
Hoy
lo veo muy diferente
porque
tengo ya 50.
supongo,
que esto como tantas cosas,
forman
parte de la vida.
Si
estuviera viva,
le
daría la razón y le diría
que
estaba en un error.
Así
que mamá te digo:
allí
donde bien te encuentres
que
perdones a esta hija
que
no supo comprenderte.
Te
echo mucho de menos
y
me faltan esos consejos
que
nunca, podrás ya darme.
Deberíamos
escuchar, al experto
sobre
todo
si
se trata de una madre.
María
A. Catalá
30-09-2005
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