Durante bastantes años
existió en esta barriada,
un comercio peculiar,
un colmado muy sencillo
y la su vez, muy especial
Más que tienda,
hacía de confesionario.
Alicia era siempre el centro
de nuestro querido barrio
Sencillos y buena gente
cariñosos y muy amables,
eran atentos en el trato
educados y muy afables.
Sufrieron con nuestras penas,
gozaron con nuestras risas,
aguantaron los enfados
por pecar de olvidadiza
Pobre Alicia,
¡Cuántas broncas te llevaste
por despistarte y no guardarnos
aquella barra de pan!
Cada uno con nuestro genio,
nuestras neuras
nuestras manías…
aguantando a los vecinos
día tras día.
Mira que aguantó la pobre
nuestros altos y nuestros bajos
pero nunca se quejaba,
siempre, atenta a su trabajo.
Fueron más de 20 años,
los que todos compartimos
y os aseguro a los dos
que cuando cerró la tienda
nos quedó, un gran vacío.
Por eso y por otras cosas
que nosotros recordamos
porque tenía unos dueños,
a los que todos, queríamos
Se fueron dos confidentes
dos bellísimas personas,
por eso diremos siempre,
que nos falta alguna cosa.
¿Os acordáis de los niños
que tanto follón os dieron?
¡Y cuánto fue el cariño
que con creces recibieron.
Siempre estaréis en su mente,
recordaran que de niños
Alicia y Muñoz les dieron
caramelos y cariño.
El parque se quedó triste
ya no tiene animación.
El parque está vacío
desde que faltáis los dos.
Cuando paso por la puerta
ya no hay gente, no hay niños,
Por no haber,
no están ni los pajarillos
que acababan con las migas
y los trocitos de pan,
ya no hay nadie sentado
esperando, para comprar
Yo se que os acordareis
muchas veces de nosotros
y que a veces añorareis
a estos vecinos quejosos.
María A. Catalá
2005-04-04
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