Me
dejaste de recuerdo
una
simple empanadilla
hecha,
con tus propias manos
aquél
año,
que
viniste de Melilla.
Yo
no se por qué motivo
ni
que método empleó
pero
se quedó escondida
en
la esquina de un cajón.
Está
lustrosa y brillante
como
acabada de hacer
más
que un fósil pareciera
un
manjar, a punto para comer.
La
guardo con el cariño
de
estar hecha por mi padre.
Un
recuerdo un poco raro
pero
con mucho valor
porque
la hicieron sus manos
en
medio de aquel verano
que
hizo, tanta calor.
María
A. Catalá
17-03-2006
No hay comentarios:
Publicar un comentario