Era rubia como el sol
calladita y muy discreta,
preciosa como una flor
así era mi Marietta
Pero la niña creció
y se hizo una mujer,
dándonos una lección
de valor y de coraje
con ese cáncer luchó
y vive gracias a Dios,
para olvidarle.
Nos demuestra cada día
con sus manos y su talento
ese arte, que desde niña,
sintió dentro
Sensible, pero callada
sigue siendo Marietta,
captando de sus modelos
el alma, de una maestra
En los sutiles retratos,
trabajando en la madera…
y así mi pequeña niña
ha llegado a los 40
Si es verdad que existes Dios
en el cielo o en la tierra
te pido, que me la cuides
que la protejas,
porque quiero verla así
hasta el día que yo me muera.
Llena de vida y de luz
sea casada o sea soltera,
con energía, con salud,
pintándole otro retrato
a su prima, ya de vieja
Gracias por esos detalles
sabes que te quiero mucho.
Aquí me tienes para lo que quieras,
cuando lo mire, recordaré
no a la artista sino,
a aquella pequeña rubia
que se escondía,
a la hora de comerse las lentejas
llamando
a su prima Toti
para que al fin se las
diera.
María A. Catalá
2009
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