viernes, 19 de abril de 2013

MIS VECINOS DE LA CALLE BARCELÓ


Con qué cariño recuerdo
a mis antiguos vecinos de la calle Barceló.
Una parte de mi infancia,
de la que siento añoranza
dentro de mi corazón.
Era un patio peculiar presidido por un pozo
lleno de flores y macetas
que cuidaban mis vecinas:
Isabel, Luisa y Josefa.

En el recinto del patio,
vivíamos cuatro familias
por ser esta es la palabra,
que mejor, la definía.

De Josefa: ¿Qué decir?
era viuda y sin hijos,
siempre, reía con nosotros,
nunca le escuché un quejido.
Era hermana de Isabel
que era mujer de Francisco
ella si estaba casada
y tuvo hasta 5 hijos.
Pasó mucho en esta vida
el destino, le quitó tres,
dejándole a María
y a su otro hijo Andrés.

A dos los fusilaron por “rojos”
(expresión dañina y cruel)
Uno, era republicano pero el otro,
no tenía nada que ver.
Engendraron una hija
esta, se llamaba Adela
 falleció siendo muy joven
 por alergia a la anestesia.

Con todo lo que sufrió,
y nunca, la escuché quejarse
¡Que entereza de mujer!
¡Cómo envidio su coraje!
Te recordaré Isabel
por todo ese cariño
con que siempre me trataste.

Y al lado de mi cocina,
 vivía, nuestra madrina
(En realidad, 
era de mi hermano Antonio),
pero ella nos quería
tanto a él, como a nosotros.
Siempre vestida de negro
viuda también, sin hijos
No sé, si sería por eso,
que nos dio tanto cariño.
Sobre todo a su Antoñito
lo defendía con uñas y dientes
¡Cualquiera le hacía algo,
a su ahijado preferente!
Sin apenas sostenerlo
lo sentaba en sus rodillas
y le contaba mil cuentos;
y mi hermano la  escuchaba
tan ansioso, como atento.
No olvidaré mientras viva,
a esa vieja costurera
pues para mí la madrina,
fue lo mismo que una abuela.

       María A. Catalá
                  Enero 2005

                    

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