Desde hace ya unos años
compartimos nuestras vidas
con la química divina.
Productos contaminantes
que transforman
sus fórmulas magistrales
en fuertes desinfectantes.
En todo, interviene ella:
La bebida, la comida,
el agua de la piscina
hasta el jamón de Jabugo
lleva ya, antioxidantes
sin olvidar los pepinos,
las lechugas y los tomates.
Hace tiempo,
tan sólo se utilizaba
para los medicamentos
y alguna cosilla más,
pero hoy, no se salvan
ni las hogazas de pan.
Consecuencias del progreso
espesantes y conservantes
que reciben nuestros cuerpos.
¡Cuánta alergia innecesaria!
¡Y cuánta gente se salva!
Así, que tendremos que aceptar
la química, con paciencia
y darle gracias a la Ciencia
aunque algunas veces
el efecto bumerán
nos devuelva,con no pocas consecuencias.
María A. Catalá
02-08-2005
María A. Catalá
02-08-2005