lunes, 9 de julio de 2007

EL CEMENTERIO DE MELILLA


En el vértice angular
de Padre Lerchundi
Barceló y Castelar;
bajo la atenta mirada
del Monte Maria Cristina
está el viejo cementerio
presidiendo, mi Melilla.

Rodeado, por "los Cortaos",
convecino, del judío
y coronado,
por una incineradora
que con los humos molesta
a la gente, que allí llora.

Hay cipreses que vigilan
el vuelo de las gaviotas.
Cucarachas que se asoman
de entre los nichos
que forman las galerías.
Mientras, el agua de algunas fuentes,
interrumpen con sus caños
el silencio y la armonía.

habitado por los muertos
que bajo las fosas frías
moran, en su oscuro encierro
el triste silencio eterno
que les deparó la vida.

Les vigila,
el ángel del gran osario
que está frente al Panteón
(no se, si de Artillería
o quizá de La Legión)

Allí están,
los caídos por La Patria
y los del otro color.
se encuentran ricos y pobres
con sus nombres y apellidos
y las Animas Benditas
anónimos, o sin dinero
compartiendo silenciosos
el azul del mismo cielo.

Panteones sepulcrales
construidos con decoro,
más todos somos iguales
cuando entramos en el hoyo.

Es la triste realidad
que aceptamos
(no sin miedo)
porque este es el final.
El último, cautiverio.
MAC

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