¡Qué triste es el invierno
con los arboles pelados!
Ya se pasó el estío
y ese otoño un poco raro;
en el que un día hacía frío
y al siguiente hacía calor
más parecía que de día,
cambiábamos de estación
¡Que venga la primavera!
¡Y que le siga el verano!
Que no quiero yo el invierno,
por lo frío y por lo largo.
María A. Catalá
Diciembre 2004
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