Los
hijos, son una bendición.
De
los nietos ¿qué decir?
Aparecen
en esa etapa de la vida
donde
a veces, reina la rutina
que
ellos rompen
con
juegos y algarabías.
Son, personajitos inquietos,
juguetonas,
toconas,
que
derrochan alegría.
Volvemos
a los años mozos
a
cambiar pañales, a limpiar mocos,
a
cantar nanas de antes
recordando
la
infancia de sus padres;
los
comparamos con ellos
dándoles,
mil consejos a sus papas
que
algunas veces ponen en duda
más
la voz de la experiencia
siempre
será buena ayuda;
nos
damos cuenta,
cuando
nos toca a nosotros
y
recordamos,
aquellas
sabias palabras
que
bien, nos aconsejaban
¡Cuánta
razón llevaban!
Nos
reímos con sus gracias,
con
sus primeras palabras.
Gozamos
con sus besos,
con
sus abrazos cariñosos.
Disfrutamos
comprándoles
juguetes
y cachivaches
que
reciben ilusionados.
Se
nos cae la baba
cuando
medio tararean
la
canción que está de moda
y
bailan al mismo son.
Te
piden que le narres
aquel
cuento
que
le explicaste mil veces
y
te corrigen, si te sales del guión.
Sufres,
cuando la fiebre les sube
por
los males infantiles
que
padecerías a gusto
por
ahorrarles el disgusto.
Ellos
son ,esa nueva ilusión
de nuestra
dicha,
nuestra
mejor medicina
en
la madurez de nuestras vidas.
Son
,la culminación del amor
de los hijos que hoy son padres
que
retorna ,en forma de bumerán
porque
son, sangre de tu sangre.
¡Queridos
nietos, benditos seáis!
María
A. Catalá
04.07-2013
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