Cuando me llame la Parca,
no quiero losa de mármol,
no quiero pena ni llanto,
no quiero ramos de flores,
no quiero que tengáis
temores,
Cuando me toque
(porque todo llega
pues dicen que aquí
tan sólo estamos de paso),
no quiero que penéis mi
ausencia
porque estaré
con Antonio y Prudencia.
Así que es ahora,
cuando quiero los abrazos;
después de muerta,
de nada sirve decir:
“Qué buena era”
todos los somos cuando
morimos
(o al menos eso decimos)
aunque fueran más malos
que la quina,
de los muertos , no se
habla mal
aunque suene a hipocresía.
Así, que los hechos y las
palabras,
en vida terrenal
puesto que no sabemos
que existe, más allá.
Algo habrá sin duda
aunque no sepamos ¿qué?
las religiones dicen
que es cuestión de fe.
Otros creen, en la
reencarnación
yo la verdad, no lo sé.
El que marcha no vuelve
¿dónde estará el misterio?
eso tan sólo lo saben,
los que están, en el
cementerio.
Mis cenizas que las echen
si puede ser, en Los
Cortaos ,
en mi Melilla
así estaré cerca de ellos.
Mi único deseo es,
haber dejado un buen
recuerdo
de mi paso por esta vida
ni más, ni menos,
esa sería mi dicha.
Aunque espero seguir aquí
muchos años
hoy me ha dado por pensar
en fenómenos extraños;
será esa melancolía
que a veces nos invade
y hoy es uno de esos días
que añoro,
la ausencia de mis padres.
María A. Catalá
Enero 2016