Protestamos, constantemente
por hechos sin importancia.
Nos quejamos una y mil veces
por falta de tolerancia.
Nos falta, más humildad
y nos falta compresión
nos volvemos intransigentes
ante pequeños problemas
sin buscar la solución.
Pasamos del miedo al padre
a la total desvergüenza.
Del temor a la autoridad
a la burla y a la chanza.
El respeto se perdió,
en la enseñanza.
Pasamos del señor don
a “ no me des más la brasa”
De ser abuelos a ser padres
volviendo a la obligación
de criar de nuevo
sin remedio.
Nos quejamos por todo
¿Será que se ha perdido el respeto?
María A. Catalá
25-07-2007
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