Te conocí hace unos años
en aquella vieja escuela.
Trabajando en Monflorit
Pero entonces no caí
En detectar tu presencia.
Las vueltas que da la vida, han hecho,
que volvamos a
encontrarnos
y entablemos esta amistad.
Ahora, amiga Carmen
no te dejaré escapar.
Eres ante todo,
un pedazo de mujer.
Le demostraste a la vida
que no te dejas vencer
a pesar de las heridas.
Trabajaste como nadie
para sacar
a tus hijos adelante.
¿Y somos el sexo débil?
Que te lo pregunten Carmen.
Deseo, con todo mi corazón
que te toquen
aunque sean unos poquitos
de esos billetes rumbosos,
para poder darte el gusto
de viajar, de disfrutar
o de darte ese capricho
porque tengas un antojo.
Yo estoy segura que sí,
amiga.
Te lo mereces.
Y si no, te tendrás que conformar
con el inmenso cariño
que te daremos con creces.
Más mujeres tan valientes como tú
necesitan muchos hijos.
Si se dejan de matar
tan solo conseguirán
que ganen sus asesinos.
Un beso muy fuerte.
Está hecha para ti
con todo mi cariño
María A. Catalá
05-03-2006
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