viernes, 22 de marzo de 2013

MI BISABUELA CONCHA


Malagueña de Montejaque,
bajita, curiosa y limpia
contaba, algún achaque
más conservaba su vista.

Dicharachera y activa,
graciosa, y muy prudente
con la cabeza bien puesta
sabia, con don de gente.

Esa era mi abuela Concha
(o diga mi bisabuela)
una excelente mujer
 como pocas las hubiera

En Melilla y en Marruecos
pasó parte de su vida;
después se marchó a Valencia y fue en Paris,
donde le dijo, adiós a la vida

¿Para qué quiero vivir
si enterré todos mis hijos
a mi madre, a mi padre
y al que fuera mi marido?

¿Qué falta hace en el mundo
esta vieja que ha sufrido
la ausencia, de sus seres más queridos?
Todos se fueron marchando
uno a uno, se me han ido
dejando, aquí a su madre
sin cariño, sin sentido

¿Qué hago más que estorbar?
¿Los viejos “pa” qué servimos?

Vamonos niña a la Iglesia
para rezarle al Cautivo
que en los curas yo no creo
pero sí, en Dios Divino

Abuela, no corras tanto
pareces un torbellino.
Y me miró sonriendo
¡qué se me acaba el camino!
¡Qué recuerdos me quedaron, 
de esa abuela, tan bonitos!

María .A. Catalá
16-04-2007

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