La
envidia es un pecado
(si
se le puede llamar)
mezquino
y desagradable.
Yo
diría, que el más vil
de
los siete capitales.
Porque
la gula es ansia.
La
pereza, dejadez.
Pero
la envidia se nota
se
palpa y hasta se ve.
Querer
lo que otros tienen
por
suerte o naturaleza,
no
lo entiende el envidioso
no
le entra en la cabeza.
Envidia
sana
para
poder superarse: si.
Envidiar
a tu adversario
volcándose en los demás: también.
Más
hasta ahí,
la
podemos aceptar.
De
la envidia carroñera
que
destroza a las personas,
de
la que se enferma, de la que se llora;
esa,
tenemos que rechazarla
porque
es mala y envenena
detestable
y mentirosa
María
A. Catalá
321-08-2006
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