¡Cuántos años compartiendo
con este par de extremeños
el cariño junto al pan!
¡Cuántas tardes, días y noches
ofreciendo, su servicio y su amistad!
Sus dones para aguantar
a clientes y vecinos.
Su paciencia en soportar
la impaciencia de los niños.
Este parque no es lo mismo
sin el colmado de Alicia
nos faltan esos ratitos
de charla, guasa y risas.
Ya no hay vino ni pan,
ni chuletas, kiwis o huevos
ni vienen los pajarillos
a picar el pan del suelo.
No se oye por las mañanas
la subida de persianas
anunciando su llegada.
Gozaron las alegrías.
Lloraron, con nuestras penas,
vivieron con la barriada
cosas malas y cosas buenas,
disfraces y comuniones,
cumpleaños y cabalgatas
todos iban hacia Alicia
a enseñarles sus hazañas.
Por eso, los seguimos recordando,
los guardamos, en nuestra memoria
porque ellos forman parte
de nuestra pequeña historia.
La tienda, ya se cerró
y aunque se volviera abrir,
ya no sería lo mismo
sin Muñoz y Alicia allí.
María A. Catalá
20-02-2008
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