martes, 5 de marzo de 2013

VIAJAR EN AVIÓN


Qué sensación tan extraña
me causa esta ingravidez!
un cosquilleo que me engaña
y me provoca hasta sed.

Son segundos de subida
hasta llegar a su altura
pero me perecen horas
los momentos de demora
porque la presión, me turba.

Cuando se inclina el avión
para hacer la maniobra,
mi sensación de zozobra
se multiplica por dos;
y ansío fervientemente
que el aparato enderece
su morro hacia el horizonte
entonces y sólo entonces
mi cuerpo vuelve a su sitio
sin importarme el camino
que me quede por llegar;
hasta que vuelva otra vez
el temido aterrizaje:
¡A pasar por ese trance
porque pronto acabará!
(eso me digo a mi misma
cuando desciende la nave)
porque si no, quién me explica
que no se caiga de arriba
un aparato tan grande

María A. Catalá
12-09-2006


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