Gaditana de La
Línea
muy cerquita del Peñón,
era mi abuela María
y así la recuerdo yo.
Con su moñito canoso
acomodado en la nuca
y sus refajos gloriosos
que no quería, quitarse nunca
Porque decía la pobre
¡Qué va a pensar la gente!
¡no me quites las enaguas
que eso es cosa de indecentes!
Vivió 92 años,
en Melilla, con mi abuelo,
y aunque estuvo un tiempo fuera
volvería para quedarse
y allí se murió mi abuela.
Me pregunto:
¿Si sería feliz hacia el
final de su vida?
pues su demencia senil
se le agravó día a día.
De pronto te conocía
y de pronto se olvidaba,
me decía que era su nieta
y al rato me preguntaba:
¿Qué quien era esa niña
que le parecía tan guapa?
También muy aficionada
a jugar a los cupones
que cada día compraba,
aunque no salió de pobre.
Me pusieron como a ella ,
Dulce Nombre de María
porque mi hermana era Ana
(que por nacer la primera
la bautizaron entonces,
como mi abuela materna)
Siempre cuando me veía
me decía pretenciosa:
¡Ay que guapa y que “grasiosa”
es mi nieta María Antonia!
Con ese acento andaluz
de una gaditana alegre
ella así lo demostraba,
porque se reía siempre.
Ahora reposa en su tumba
con su marido: Vicente.
Yo sé que estarán contentos
porque al viejo matrimonio
ahora les acompaña,
su querido hijo Antonio
María A. Catalá
Enero
2005
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